← Boletín 12 - Mayo 2021

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Boletín digital de Educación Integral en Sexualidad para América Latina y el Caribe

Haciendo camino al andar (1)

Un partido difícil: ESI en el mundo del deporte

El Ente Nacional de Alto Rendimiento planificó y desarrolló talleres sobre vínculos saludables y uso de redes sociales con los y las atletas adolescentes, abriendo aristas para repensar las construcciones de género y las formas de vivir las sexualidades.

Por: Cipolloni Ernesto, Gamba Carolina, Grunin Gisela, Neyra Catalina y Parrado Romina. Ente Nacional de Alto Rendimiento (ENARD). Argentina

Introducción

Este relato busca describir, analizar y compartir una serie de talleres sobre ESI (Educación Sexual Integral) con adolescentes realizados en el Campus Programa YOG1 organizado por el ENARD (Ente Nacional de Alto Rendimiento) del 18 al 25 de febrero del 2020, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

El ENARD convocó para este evento, a través de la producción a cargo de la organización LatinLab, al equipo de especialistas “ESI + TIC”2 integrado por profesionales de distintas disciplinas sociales y docentes de ESI para planificar y desarrollar talleres sobre vínculos saludables y uso de redes sociales con los y las atletas adolescentes. Estas temáticas abrieron otras aristas para repensar con los y las adolescentes las construcciones de género y las formas de vivir las sexualidades.

El grupo de jóvenes y adolescentes que participó de esta experiencia era heterogéneo ya que estaba integrado por chicos y chicas de distintas provincias. Esta situación dejó en evidencia la disparidad en la implementación de la ESI entre jurisdicciones y la falta total de implementación en muchas escuelas, según el relato de los y las jóvenes. A su vez, al tratarse de deportistas de alto rendimiento, muchos de ellos mantienen una relación de idas y vueltas con la escuela (más allá de que hay programas específicos para evitar que abandonen la escolaridad) y no cuentan con otros espacios de socialización más allá del entrenamiento.

Esta situación presenta dos aristas que es menester destacar 1) La necesidad imperiosa de que a los clubes y espacios recreativos y deportivos que trabajan con adolescentes y jóvenes aborden la ESI como contenido transversal; 2) Una política activa de capacitación sobre ESI a entrenadores/as y profesores/as de educación física para que incorporen al trabajo con los chicos y chicas una mirada de género y derechos.

Atender las problemáticas de género y derechos con esta población específica es indispensable por la presión y la vulnerabilidad a la que, muchas veces, los chicos y las chicas deportistas se ven sometidos desde muy temprana edad. Nos referimos a exigencias sobre el cuerpo, aislamiento y falta de espacios de socialización y recreación con pares, abusos por parte de adultos/as, entre otras situaciones que se manifestaron en los talleres.

Las propuestas

Se elaboraron dos propuestas lúdicas para abordar, por un lado, situaciones de violencias en los noviazgos atravesadas por el uso de la tecnología y por el otro, revisar estereotipos de género en general, y en particular en el mundo del deporte. Los temas fueron seleccionados por haber sido identificados por el ENARD como situaciones conflictivas emergentes en el entorno de los clubes y espacios de entrenamiento deportivo de adolescentes. El formato debía contemplar 50 participantes y una duración de 40 minutos ya que se realizaban en la rotación del comedor

El propósito que primó fue el de instalar entre los y las adolescentes un momento de intercambio y reflexión que abriera más preguntas que respuestas cerradas. Lograr un diálogo que habilite vivencias y aporte información concreta sobre qué hacer en casos de violencia, abusos y/o discriminación y qué recursos disponibles existen para consultas y/o denuncias.

“Las contradicciones del amor”

El primer taller “Amor en tiempos 2.0” versó en torno a la identificación de situaciones de violencia de género mediadas por la tecnología. Con una dinámica de “storytelling” se presentaron dos imágenes y una breve descripción de cada escena problemática. En la primera historia un chico “controlaba” con quién hablaba su novia por whatsapp (“¿con quién hablás a ésta hora?”) y en la otra, una chica era extorsionada por un varón al que le había enviado unas “nudes” y ahora la amenazaba con viralizarlas si ella no le enviaba más fotos con menos ropa.

En cada escena se pidió que votaran entre dos alternativas sobre qué hacer en cada situación. En el primer caso debían optar si estaban de acuerdo o no con el novio y si consideraban que la chica no tenía que hablar más por whatsaapp con otras personas a la noche. En la segunda debían votar si consideraban que la chica extorsionada tenía que hacer lo que el varón le pedía ya que “era culpable” por haber enviado la primera nude, o por el contrario, si tenía que contar lo que le pasaba a alguien de confianza, ya que ella no había hecho nada malo.

La primera escena generó un acuerdo unánime respecto a que la chica podía hablar con quién quisiera. Las mujeres parecían estar más firmes en esta posición y denominaban como “tóxica” la conducta del novio. Algunos varones, en contrapunto, abrían hipótesis ad hoc que matizaban las opciones “¿y si ella estaba hablando con muchos chabones a la vez?, a mí no me gustaría que mi novia haga eso”, “¿y si lo estaba engañando?”. Éstas eran algunas preguntas que surgían e inmediatamente eran contra argumentadas entre ellos/as: “si es tu novia, hay que tener confianza”, “cada uno/a es libre de hacer lo que quiera”.

Más allá de estas posturas, que discursivamente parecían inamovibles, cuando las talleristas preguntaban si esta situación les resonaba, la mayoría de los/as jóvenes decían por lo bajo que sí. Esta situación nos llevó a reflexionar acerca del proceso dinámico y a veces contradictorio al construir sus relaciones sexoafectivas. Por un lado, aparece con claridad un posicionamiento que rechaza las situaciones de control y celos desmedidos, por otro lado, es algo que no deja de pasar.

Este contrapunto entre el pensar y el sentir es algo que nos atraviesa a todos y todas y es, justamente, el núcleo de revisión de la propia subjetividad al que la educación sexual integral y el feminismo nos desafía. No tiene que ver con no sentir celos o demonizar este sentimiento sino, más bien, con poder deconstruir con otros/as esta forma de “afecto” que se construye socialmente y tiene sus raíces en el amor romántico.

Cuando se logró esta revisión colectiva sobre la construcción histórica y social de las relaciones amorosas se demostró la cantidad de “mitos” del amor romántico que siguen vigentes. Los chicos y las chicas recordaron: “hay que aguantar todo por amor”, “el amor es para siempre”, “si te cela es porque te quiere”. Una línea de continuidad entre generaciones que si bien empieza a tensarse, aún no se rompió.

“Tiene la culpa, pero hay que ayudarla”

La segunda escena generó más controversias. La mayoría de los chicos y las chicas no lograban posicionarse completamente en ninguna de las dos opciones. “Pienso que es culpable porque ella confió en alguien que no conocía, pero hay que ayudarla”. Algunas de las chicas expresaban que la chica no tuvo la culpa de “confiar” sino que fue víctima y vulnerada en su confianza. Muchos de los varones se preguntaban: “¿desde cuándo conocía al chico?” poniendo como variable irreductible de la confianza al tiempo, algo que se reiteró en los talleres. Esta idea sobre la confianza, reafirma de algún modo una vieja creencia que supone que una persona que conocemos hace mucho tiempo, no podría hacernos mal. En vínculos adolescentes este esquema podría obstaculizar la identificación de situaciones de desigualdad de poder con adultos/as, en este caso específico, con entrenadores.

En uno de los talleres, un grupo de varones se acercó para preguntar, y un tanto reclamar, que las dos situaciones presentadas hablaban de violencia ejercida de un varón hacia una mujer y ninguna mostraba el caso inverso. La observación se basaba en que uno de los adolescentes conocía un “caso” en el que se viralizó la foto de un varón y lo había dejado en una situación de “ridículo”. Esta observación llevó a las coordinadoras a reforzar el concepto de violencia contra las mujeres y demostró que visibilizar la particularidad de la violencia machista, tanto cuantitativa como cualitativamente, afecta fibras sensibles de la construcción de cierta masculinidad hegemónica que reclama igualar las situaciones de violencia mediante la salvaguarda: “también hay mujeres que violentan a varones”.

“Ganarle a los estereotipos”

El segundo taller implicó para los y las participantes y los y las talleristas, un lugar para poner el cuerpo de un modo diferente. A diferencia de la propuesta anterior, en la que los chicos y las chicas se sentaban en el piso, esta vez se les pidió que permanecieran parados/as ya que la dinámica implicaba “poner el cuerpo”, literalmente.

Cabe aclarar que el orden en que se dieron los talleres fue una decisión pedagógica clave. Que en el primero se trabajase con situaciones hipotéticas y en el segundo con situaciones vivenciales permitió establecer un vínculo de confianza con los/as chicos/as. Sabían que se iba a hablar de “cosas de ESI”.

Uno de los coordinadores antes de explicar la consigna pregunta “¿conocen el juego de las 4 esquinas”? la mayoría responde que no. “Nosotros vamos a decir algunas frases y ustedes se van a ubicar según les resuene a cada uno/a debajo del cartel que dice: Sí; muuuucho, maso (abreviatura de más o menos), nada”. Algunas de las frases fueron: “Me enamoro”; “Puedo decir lo que siento lo que me pasa”; “En el mundo del deporte no hay personas gay”; “Las mujeres tienen corta vida deportiva porque van a ser madres”; “Me sentí discriminado por ser varón, me sentí discriminado por ser mujer”; “Una vez ví una situación injusta y/o violenta pero me lo callé”.

Este taller contó con el plus de lo vivencial y la posibilidad de compartirlo con los/as pares. Lo que le pasaba a uno/a le pasaba a muchos/as otros/as y esto generaba una escucha y un intercambio muy potente. Durante los 40 minutos de cada taller se experimentó un viaje emocional, con subidas y bajadas. Desde las risas iniciales, a los debates encendidos (muchas veces entre varones y mujeres) y por último, un silencio abrumador que dejaba resonar demasiadas situaciones de violencia vividas y calladas.

En cada frase se fueron hilvanando situaciones de discriminación basadas en estereotipos de género vigentes que, de a poco, los chicos y las chicas se animaron a contar. Algunas chicas de básquet y de esgrima compartieron las críticas que recibieron por la elección de un deporte que les desarrollaría un “cuerpo no femenino”. Jugadores de hockey expresaron sentirse discriminados por la elección de un deporte identificado como “femenino”. Cuando se dijo la frase “me sentí discriminado”, una de las atletas señaló: “Son todos varones los que están en nada”.

Esto demostró que las discriminaciones están vigentes del lado de las mujeres y/o de “lo femenino”, definido así como el lugar de la vulnerabilidad y la desigualdad de poder. En efecto, esta idea se repetía vinculada a la maternidad como un factor que “acortaba” la carrera profesional de las mujeres. Llamativamente eran varones quienes consideraban con fuerza que las deportistas debían suspender su carrera para “cuidar” a sus hijos/as.

En referencia a la heterosexualidad obligatoria, los chicos y las chicas podían identificar muy claramente que había personas gay en el mundo del deporte, en efecto cuestionaban “‘¿por qué no habría?, como en cualquier lado”. Sin embargo, cuando les talleristas comenzaban a indagar respecto a qué deportistas gays conocían, los casos no abundaban. Por el contrario, lo que sí abundaba eran ejemplos de frases discriminatorias y/o, cantos de aliento persistentes en canchas y otros espacios deportivos que enfatizan ideas homofóbicas. La premisa de poner fuerza y garra, tan medular para el deportista, funciona mediante la construcción de su opuesto: “ser puto y cagón”.

Ligado a esta idea, la pregunta sobre haber visto o vivido situaciones de violencia y callarlas generó un parate en las risas y las discusiones. La mayoría de los y las atletas se ubicaron en sí, o en “maso”, en silencio y con las cabezas gachas. Realmente el clima se tornó tenso. La pareja de tallerista reconocía la valentía de cada uno/a al posicionarse en una esquina y dejar que el cuerpo hable más allá de las palabras permitidas. Fue el momento en el que sin juzgar se señaló la importancia de contar, visibilizar y denunciar las situaciones de violencia y cortar así con la cadena de complicidad disfrazada de “cofradía”.

Al cierre, se colgó en una pared un panel o muro colectivo, para que quien quisiera deje mensajes escritos. Allí volvieron a destacarse las palabras de agradecimiento por habilitar la palabra en relación a estos temas que parecieran tener aún poco lugar en el entorno de las instituciones deportivas.

Reflexiones finales

Los debates propuestos en los talleres continuaron en otros espacios y generaron una señal de alarma para la organización y para algunos/as entrenadores/as. Algunos/as adultos/as se quejaron de los temas abordados, desde críticas en relación al uso de lenguaje no sexista por parte de las talleristas, hasta otros temores que, si bien no fueron explícitos, se hicieron sentir.

Algunos adultos se acercaron para indagar acerca de los contenidos del taller y, de modo solapado, pidieron ir “despacio” con ciertos contenidos frente a la resistencia de algunos entrenadores, en especial varones. Evidentemente, habilitar la palabra de los y las adolescentes generaba cierto temor para algunos adultos a cargo del entrenamiento de los chicos y las chicas, en base a lo “desconocido” y las situaciones no dichas que el mundo del deporte, ya no puede ocultar más. En este contexto, los talleres encendieron también cierta curiosidad y se llenaron de adultos/as que “filmaron” lo que sucedía en las dinámicas (a pesar de la negativa de las talleristas) porque querían saber “qué decían los chicos”.

Los talleres habilitaron la posibilidad de “contar las experiencias” particulares de jóvenes atletas. En cada relato quedó de manifiesto la deuda pendiente que el mundo del deporte tiene respecto a la promoción y cumplimiento de los derechos de las mujeres y la diversidad y la necesidad de políticas orientadas a la equidad de género en este ámbito. A su vez, evidenció que algunos/as referentes adultos/as refuerzan en su entrenamiento un modelo de género estereotipado marcado por las desigualdades, que conlleva el silenciamiento de formas de violencia machista. Esta situación advierte una necesidad que se hace ineludible: capacitaciones sistemáticas en ESI para personas que trabajen con adolescentes en espacios comunitarios, recreativos y deportivos.

Vemos así como pequeñas pero potentes intervenciones de debate y reflexión sobre temáticas de educación sexual integral, pueden generar un efecto expansivo en espacios en los que persisten núcleos duros de poder y silenciamientos. Basta con que la palabra no dicha pueda tener espacio y escucha, para que otros/as se “animen” a contar. De hecho, la reflexión sobre uno/a mismo/a que requiere la ESI, como condición para deconstruir estereotipos de género y prejuicios que generan desigualdad, puede tener un efecto reparador para quienes viven situaciones de violencia de modo cotidiano.

Por todo esto, deseamos que las preguntas que instalamos en esos talleres se expandan en miles y hagan estallar el núcleo duro de machismo que persiste en el deporte.

  1. El campus programa YOG es un evento que reúne jóvenes deportistas con potencial olímpico para un entrenamiento intensivo que incluye actividades de formación relacionadas con el mundo del deporte. Este año contó con la presencia de 480 jóvenes de entre 13 y 18 años de 23 provincias y 31 deportes distintos, entre los que estaban: rugby, equitación, hockey, gimnasia esgrima, atletismo, pesas, boxeo y otros.

  2. ESI + TIC está coordinado por Gisela Grunin e integrado por: Romina Parrado, Catalina Neyra, Ernesto Cippolloni y Carolina Gamba

Recursos

Grunin, G. Coord. (2019) Violencia digital de género. Abordajes desde la con ESI con adolescentes. Iniciativa Spotlight. Disponible en: https://argentina.unfpa.org/es/publications/violencia-digital-de-g%C3%A9nero-abordajes-desde-la-esi-con-adolescentes

Contacto: giselagrunin@gmail.com