← Boletín 12 - Mayo 2021

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Boletín digital de Educación Integral en Sexualidad para América Latina y el Caribe

Haciendo camino al andar (3)

Corporalidades en cuarentena. El tapabocas y el papel higiénico como herramientas subjetivantes

De la mano de Le Breton y Bajtín se realiza un recorrido histórico topográfico antropológico y corporal, donde las ciber-subjetividades se encuentran en gestación. ¿Qué consecuencias traerá toda esta situación para el psiquismo?

Por: Yanina Maidana, Psicóloga y Profesora en Psicología. Docente de Nivel Terciario / Formación docente

Resumen

En contexto de pandemia mundial y mediados por la amenaza de una nueva guerra esta vez virtual, con cibercontrol, que dispara en el ser humano, los más primitivos sentires reeditando la historia de la humanidad, una suerte de memoria celular inconsciente que nos lleva a conductas tan ridículas, como correr por un papel higiénico en el supermercado, o comernos la heladera y después castigarnos como buenos hijos del cristianismo. De la mano de Le Breton y Bajtín se realiza un recorrido histórico topográfico antropológico y corporal, que parte de la antigüedad con una mirada cosmocéntrica del hombre hasta la actualidad, donde las ciber-subjetividades se encuentran en gestación. ¿Qué consecuencias traerá toda esta situación para el psiquismo? Sólo lxs psicologxs que sobrevivamos lo sabremos, y en esto va puesto un poco de deseo mágico propio de brujas que como feministas aprendimos a reconocer, será cuestión de mirar para adentro para volver a salir.

Palabras claves: cuerpos- tapabocas- pandemia- muerte- cyber.

A partir de la lectura de los textos de Bajtín M (1994) y Le Breton (1990), se arroja luz sobre la base biologicista que suele acompañar a la representación del cuerpo rompiendo con la homogeneidad propia de la pedagogía y mostrando un cuerpo sexuado, como si antes de ello fueran solo mentes. Ahora bien, ¿qué pasa con el cuerpo en esta cuarentena?, ¿qué nos pasa con y por el cuerpo en la cuarentena? Este confinamiento social para algunos o distanciamiento físico para otros, en tanto seguimos siendo sujetos sociales, ya que por el efecto de las redes “deberíamos” estar más hiperconectados que nunca, por ello me surge la pregunta: ¿la virtualidad es presencia?, y si ello implica corporalidad, ¿de qué existencias se trata?, ¿del ser o del tener? Ya que, sobre todo en educación, pareciera que existimos si y sólo si, estamos hiperconectados, situación casi fantástica donde nuestro cuerpo se convierte en el celular o la PC que utilizamos, una existencia cartesiana a partir de la conectividad. En este sentido estamos ya lejos de esa idea inicial del cuerpo natural: “la idea de que el cuerpo pertenecía a la naturaleza y no a la cultura ha jugado un papel fundamental en el olvido del cuerpo en la investigación histórica.” (Sánchez: 2006, p8)

Detengámonos en la lectura de dos conductas que los seres humanos llevaron a cabo lo largo del planeta durante la cuarentena; acciones casi instintivas, pulsionales, que se plasmó en las redes a partir de memes, situación que nos remite al carnaval Bajtiniano (1994) donde el bufón es el rey, ya que los memes tienen más likes que los comunicados oficiales en cada nación. De estos fenómenos que nos conducen a re - pensar lo corporal, uno de ellos fue una noticia en Europa (Infobae, 2020) sobre la desesperación por conseguir papel higiénico en los supermercados, sobre esto sobran ejemplos de memes y videos.

Como primera lectura, desde la psicología psicoanalítica, sería la de entender esta reacción, como la de una regresión oral (comer y cocinar) y anal (el papel higiénico) frente a una situación traumática que se vivenció como un duelo, consecuencia de la toma de consciencia acerca de la finitud del cuerpo anátomo- fisiológico. Es decir, frente a la presencia de la muerte; que lejos de parecerse a las fantasías del tipo apocalípticas Hollywoodenses al mejor estilo the walkingdead; por el contrario, la gente arremetió devorándose todo rememorando las hambrunas atravesadas por nuestros antepasados en las guerras. En este punto, podríamos hasta pensar que no hemos dejado de ser un cuerpo- cosmos (Le Breton, 1990) que repite de forma instintiva y con conductas poco racionales, una suerte de inconsciente colectivo ancestral. Desde una lectura genealógica de la corporeidad, sin desechar la hipótesis psicoanalítica, y siguiendo a Bajtín (1994), me permite trabajar los orígenes de la noción del cuerpo actual, que se remontan a un periodo anterior al cristianismo donde predominaba una concepción cosmocéntrica que fue sometido, a una suerte de purga exorcizante en manos de la Iglesia, con el costo de la sangre de pueblos originarios, de mujeres catalogadas como brujas o simplemente opositores al régimen de turno.

Volviendo a la mirada psicológica y en este contexto, desentrañar esta rara fijación oral con la compulsividad de realizar stockeos de víveres puede ser leída en clave conductista, una suerte de respuesta condicionada a un sentimiento de pérdida o de miedo a la pérdida de algo, como dice Hazaki, C (2010) somos todos perros pavlovianos. Por ello, es de suma importancia la topografía que Bajtín (1994) hace del cuerpo, donde, la boca, aparece como una de las partes que cobra importancia, junto con una serie de zonas bajas; donde estaría todo aquello que hoy se oculta. Esto nos remite a situaciones cotidianas que tanto Bajtín como Rabelais (Bajtín, 1994) describen en el carnaval medieval. El ejemplo del tapabocas de Rabelais, quizás sea el más figurativo para pensar la actualidad; primero por su identidad topográfica, ya que hoy para circular lo hacemos con tapabocas. Y por otro lado, por la similitud en esta circunstancia donde limpiarse el culo, cobra importancia vital para el inconsciente de la humanidad; es decir, para entender la función de los papeles higiénicos como objetos de deseo, y la oralidad como pecado original, ya que tampoco está bien visto, el desmadre de una alimentación excesiva y poco saludable. En este sentido, esas partes del cuerpo que en la Edad Media cobraron importancia, hoy instintivamente retomamos como una acción defensiva, sabiendo que lo que no se elabora se repite, parafraseando a Freud (1920)

Y aquí es donde patina la historia ya que lejos de ser un carnaval en la actualidad, no estamos de festejo alguno, muy por el contrario, pareciera que esta cuarentena - cuaresma nos remite a una especie de castigo divino, por haber sido egoístas, por haber prevalecido el ego por encima de lo comunitario, plasmado en miles de imágenes que circularon por las redes de nuestro planeta agonizando con frases del tipo: “nosotros somos el virus”, “nos cuidamos entre todos”, inevitable referencia a la culpabilidad cristiana, ya que de no hacerlo somos malos fieles-ciudadanos que no amamos lo suficiente a nuestros hermanos (padres, hijos, familia, vecinos) y estamos siendo monitoreados para su cumplimiento por el gran hermano que es nuestro dios hoy, el bendito internet.

En consecuencia, para poder trascender, se hace necesario atravesar el duelo con dolor, depresión y miseria; restos de una católica forma de resolver la finitud, frente a lo cual cuerpos rebeldes, como el de las mujeres; ya que, al comer del árbol de la sabiduría, nunca más pudieron dejar de parir o menstruar con dolor, lectura con perspectiva de género, que se entrelaza con la historia del cristianismo (Vezzetti, 2010). Hecho que no sorprende, ya que la mujer, es culpable, por el solo hecho de serlo, y la culpa la lleva en el vientre, desencadenando purgas a lo largo de la historia, como el empalamiento de las supuestas brujas o en su versión actual con violaciones o femicidios. ¿El por qué, del ensañamiento? ¿es acaso miedo como dicen? (Boccardo, 2018) Quizás sea, el solo hecho de tener en nuestros vientres la infinitud que el hombre moderno ha perseguido sin conseguir, y por ello mismo, intentado controlar, acallar, invisibilizar. Es en este punto, que la liberación del cuerpo de la mujer, por medio de los recientes derechos adquiridos, es la clave vital para transformar la sociedad en un retorno cíclico, a formas más comunitarias de entender la salud, las corporalidades, la vida y la muerte.

Bibliografía

Bajtin, Mijail (1994). 1930 “La imagen grotesca del cuerpo en Rabelais y sus formas” En: La cultura popular en la Edad Media y en el Renacimiento. El contexto de FrancoisRabelais. Buenos Aires, Alianza Editorial.

Boccardo, Marta (2018) Masculinidades y mandatos del patriarcado neoliberal. Una lectura psicoanalítica con perspectiva de género. Editorial Entreideas. Buenos Aires.

Freud, Sigmund, (1900-1901) Obras completas. Volumen V: La interpretación de los sueños (segunda parte). Sobre el sueño Página 597. Amorrortu editores.

Hazaki, Cesar (2010). “El cuerpo mediático”. 1ra ed. Buenos Aires. Editorial Topía

Le Bretón, David. (1990). “Antropología del cuerpo y modernidad”. Buenos Aires, Nueva Visión, ed. 1995

Fuentes Electrónicas

Martínez Sánchez, Alfredo (2006) Historia y antropología a propósito del cuerpo http://www.gazeta-antropologia.es/?p=2642 Gazeta de Antropología, (2006), 22, artículo 19 · http://hdl.handle.net/10481/7091

Hugo Vezzetti (2010) Cristianización de la carne y sexualidad moderna https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/3324783.pdf

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