← Boletín 9 - Julio 2020

IntercambiEIS
Boletín digital de Educación Integral en Sexualidad para América Latina y el Caribe

Haciendo camino al andar (3)

EIS y relatos covideanos

Distintas integrantes de la Comunidad de Prácticas ESI socializan sus experiencias en el contexto de la pandemia de COVID-19, donde se intersectan vivencias, sentires, prácticas.

Por: Marisa Otero, Soledad Calderón Cariboni, Fabiana González, Lorena Llosa, María Alejandra Olaiz

Dentro de la Comunidad de Prácticas ESI (FLACSO/UNFPA/UNESCO) se abrió un foro para que las y los profesionales que conforman este espacio, pudieran relatar las experiencias vinculadas con la ESI que están pudiendo desarrollar en el contexto del COVID-19.   En los distintos relatos, las participantes hablan tanto de las dificultades que se presentan en este contexto, como en el cambio de estrategias que han realizado para poder desarrollar su trabajo. La temática de violencia atraviesa en general las distintas intervenciones. A continuación, se exponen algunos de estos intercambios:

Obra de Laura Rudman

Fabiana González – Esquel, Chubut, Argentina

Los impactos de las medidas sanitarias nos interpelan tanto en lo personal como en la tarea docente. En Chubut se suma la crisis provincial que acentúa las dificultades para desarrollar la labor en este nuevo escenario: el de la educación en entornos virtuales, en condiciones de aislamiento en nuestros hogares junto a nuestras familias, con muchos estudiantes que viven en la ruralidad sin acceso a internet o computadora, sin cobrar los salarios.

Observamos que estudiantes y docentes, mayoritariamente mujeres, debemos dedicar más tiempo a las tareas domésticas y de cuidado, cuestión que claramente responde al orden generizado instituido. Lo cual, sumado a las distintas condiciones de accesibilidad a la virtualidad, y al tiempo que esto demanda, son situaciones que nos invitan a discutir y problematizarlas, siendo una de las formas en las que la ESI ingresa en la Educación Superior. Acompañar afectivamente y sostener/nos en estas circunstancias es primordial.

En este contexto hemos producido un material con propuestas y recursos para abordar la ESI en los diferentes niveles*, iniciamos una columna sobre ESI en el diario local, participamos en charlas virtuales y estamos elaborando, docentes y estudiantes del ISFD (Instituto Superior de Formación Docente) o, un plan de acción para intervenir en situaciones de violencia de género.

Conformamos un equipo de trabajo en ESI José Luis Gómez, Manuel Agulleiro y yo (ISFD N° 809 - 804)

* Educación sexual integral y la Formación docente en tiempos de pandemia; Gómez, J, González, F.

(Documento donde recuperamos experiencias y recursos del programa Nacional, videos y textos que están disponibles en la virtualidad, incluidos algunos compartidos en esta comunidad, entre otros, para pensar la ESI en relación con diferentes áreas/materias posibles de trabajar en este contexto) Disponible en http://www.pearltrees.com/t/educacion-integral-normativo/actividades-documentos/id31788525

Contacto: amfabiana@hotmail.com

Lorena González Losa - Uruguay

Tiempos de confinamiento y de mayor incertidumbre para todos y para todas…“Nos matan” expresan las activistas y realizan manifestaciones  visibilizando la vulnerabilidad a la que estamos sometidas.

Si bien no manejo cifras ni estadísticas oficiales, el simple hecho de seguir los informativos y las redes sociales, es suficiente para ver que en Uruguay, en estos escasos meses son muchas las denuncias de violencia asociadas a género, con femicidios constatados, un secuestro en la que luego la mujer apareció fuertemente golpeada y decenas de jovencitas desaparecidas (en el momento que escribo estas líneas, estamos difundiendo la desaparición de una joven de 17 años).

No cabe duda que esta situación es suficientemente grave y desde hace algunas décadas se ha hecho más visible, pero no parecen encontrarse respuestas efectivas que les den garantías a las mujeres que son en su mayoría las que sufren algún tipo de violencia relacionada a la afectividad e intimidad de índole sexual.

Cabe destacar también, que en estos días de confinamiento ha habido varios suicidios algunos de ellos con edades de entre 17 y 25 años lo que nos da la pauta de una situación que ha superado y desbordado a muchos.

Contacto: l.gonzalezlosa@gmail.com

María Alejandra Olaiz - Mendoza, Argentina

Vivo en la provincia de Mendoza, Argentina. Trabajo en diferentes niveles educativos, pero hoy, les cuento cómo estamos viviendo la EIS/ESI en la Escuela del Magisterio (dependiente de la Universidad Nacional de Cuyo).

En esta escuela secundaria, existe la figura de Referente ESI (espacio creado recientemente, a pesar de los casi 14 años de la ESI en Argentina), entre actividades con familias y docentes, también se coordina a lxs “Promotores de ESI y DDHH”, diez estudiantes de los últimos años que generan diversas propuestas para trabajar con el estudiantado.

Este contexto de pandemia y cuarentena, nos llevó a preguntarnos qué lugar ocupan los cuerpos en las escuelas, qué implicancias trae el distanciamiento físico, cómo atravesamos esta mutación educativa como escuela. Ante esto, las prácticas ESI tuvieron que metamorfosearse y con lxs Promotores decidimos trasladarnos a las redes sociales y al aula virtual. Las videollamadas facilitaron la organización y planificación de actividades, mencionaré dos de ellas: los “vivos” de Instagram (@promotoresdeesi) y los talleres virtuales para los primeros años de secundaria, los cuales estuvieron coordinados por el Centro de Estudiantes del Magisterio y se abordaron los cinco ejes principales de la ESI. Los vivos, por la característica de la herramienta, consistieron en entrevistas a diferentes actores y los temas abordados fueron: Feminismos, ITS y ETS con la referente de Vihvo Positivo-Mendoza, Cuarenta y emociones, donde se trabajó desde la psicología, entrevista a unx de lxs autores del libro “¿Dónde está mi ESI?” y ahora se está trabajando en un vivo sobre mujeres y rap.

Como docente y desde la reflexión de la práctica pedagógica, puedo ver la brecha socioeconómica que vulnera el derecho a la educación cuando la misma está mediada por la accesibilidad a la tecnología. No podemos pasar por alto esta realidad. Si esto pudiese saldarse, creo que lo que nos está dejando la pandemia es la constatación de la necesidad de una educación que por ahora denominaré simplemente otra, para no caer en encorsetamientos, pero que indefectiblemente debe estar marcada por la afectividad, la horizontalidad, más rizomática y nómade (trayendo a Deleuze), con menos prácticas adultocéntricas.

Contacto: olaizalejandra@gmail.com

Soledad Calderón Cariboni, Provincia de Buenos Aires, Argentina

Trabajo en el primer nivel de atención en un partido de la provincia de Buenos Aires. La emergencia sanitaria me encontró volviendo de la licencia por maternidad de mi segunda hija. Por estar amamantando, y tener una beba de tres meses mis compañeras hicieron fuerza y la labor la pude hacer desde casa. Esto implicó empezar a investigar cuales eran las estrategias de cuidado que se daban a lxs equipxs de salud en emergencia a nivel mundial. Durante la búsqueda, parte de mi equipo de trabajo tuvo que dejar el territorio adaptar sus prácticas a cuestiones más administrativas que al mismo tiempo se co-creaban. 

A fines del mes de marzo, empezaron a viralizarse conferencias del Dr Cohen y la Dra Bentolila asesores de dichas páginas sobre las repercusiones de la emergencia y en este contexto se definía el sujeto a quien se debía cuidar. Ambos repetían la escena del avión “en caso de emergencia ponerse primero el adulto la mascarilla y luego a les niñes o las personas que tengan a cargo o a cuidado”. En el planeta de maternidades feministas es el reclamo primario de cuidar a quienes cuidan.

Con un grupo compañeras que trabajábamos desde casa, aunamos fuerzas y cabezas para empezar a construir estrategias de cuidado desde una perspectiva de la ESI a los equipos de salud en territorio, intentamos que desde la secretaría de salud pudieran dar espacio a prácticas de autocuidado a lxs profesionales que pasaron de trabajar en cuestiones de educación para la salud, controles de salud a trabajar en la emergencia. Las respuestas fueron en algunos casos mínimas y en otros cobraron más fuerzas. Sin embargo, logramos generar un espacio de cuidado en el programa, donde nos pudimos encontrar, compartir cómo se vivenciaba la emergencia, y dar estrategias en los diferentes niveles de trabajo incluido el territorio.

Las emociones eran varias pero el miedo estuvo a la orden del día y cobró vigencia en todos los espacios y niveles.  Las salitas (CAPS: centro de atención primaria de salud) se dividieron en salitas de apoyo para seguir acompañando a las gestantes, vacunación, y entrega de leche, y salitas febriles preparadas para atender a pacientes febriles con sospecha de covi-19 o dengue. A la primera semana de este dispositivo, las primeras que renunciaron fueron dos agentes quienes tenían a cargo hijes y personas adultas mayores a su cuidado.

Posteriormente desde el área de género del programa, del cual formo parte, empezamos a relevar el estado de la salud sexual en el marco del Covid 19. Pude nuevamente acercarme a las salas, preguntarles cómo estaban, etc. Una ginecóloga de una salita de febriles me dijo “Antes entraba a alguien a la salita y pensaba cómo voy a ayudar a esta persona….hoy rezo que no tenga fiebre”

Paralelamente la red de género del barrio estallaba de situaciones violentas, falta de comida, violencia física, desalojos, abuso sexual infantil, etc

Y entre toda esa marea estaba yo, puérpera intentando construir granos de arena y belleza en les agentes de salud, en mis compañeres y en mí.

Contacto: solecalderon77@gmail.com

Marisa Otero - Ciudad de Buenos Aires., Argentina

Vivo en uno de los focos más importantes de afección del coronavirus junto con la provincia de Buenos Aires. Llevamos en cuarentena desde el mes de Marzo y con un futuro que se vislumbra de igual tenor, o con más aumento de casos. El encierro preventivo obligatorio va sumergiendo a la sociedad en un espacio- tiempo de incertidumbre y desasosiego. La pandemia ha puesto de manifiesto las desigualdades socioeconómicas que, si bien todos sabemos de su previa existencia, el desamparo del confinamiento y la presencia o no del Estado las revela aún más potentes.

A su vez, el encierro y la convivencia forzada las 24 hs del día han aumentado exponencialmente los casos de violencia de género junto con la violencia hacia los menores y hacia los ancianos. La pérdida de fuentes de trabajo ha llevado a situaciones de desesperación intrafamiliar que sabemos se traduce como válvula de escape en acciones de violencia y atropello de los miembros más vulnerables del grupo familiar. El Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad está tomando acciones para acompañar a quienes se ven violentadxs en su integridad, pero sabemos de la complejidad de este abordaje.

Apps, barbijos rojos, líneas telefónicas de ayuda parecieran no dar abasto con lo complejo de una situación que ya se encontraba desbordada, aún antes de la pandemia y el confinamiento. Entiendo de suma importancia acciones dirigidas a atender y prevenir esta problemática, tanto por parte de la gestión de gobierno, como de agrupaciones sociales, y otrxs actores comunitarios.

En lo personal, y por lo que he conversado con amiguxs y colegas la sensación de angustia e incertidumbre son aún más potentes en quienes no tenemos un trabajo en relación de dependencia y solo contamos con lo que generamos a través de nuestra propia gestión o de contratos que caducaron arrojando a muchxs a la desolación.

Contacto: maruotero1926@gmail.com