← Boletín 4 - Marzo 2019

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Boletín digital de Educación Integral en Sexualidad para América Latina y el Caribe

Aportes de la investigación

Procesos de construcción de masculinidad en varones que han ejercido violencia de género.

Por Lucas Serra, Facultad de Ciencias de la Salud y Trabajo Social-UNMDP

A partir del “Grupo de reflexión para varones que ejercen violencia hacia sus parejas” se indaga los procesos de construcción de masculinidad y su relación con la violencia de género, y las trayectorias socializantes.

El presente documento sintetiza algunos de los hallazgos, producto de la investigación titulada “Procesos de Construcción de Masculinidad análisis de trayectorias socializantes en hombres que asisten al grupo de reflexión para varones que ejercen violencia hacia sus parejas”   

Este artículo indaga los procesos de construcción de masculinidad y su relación con la violencia de género, analizando las trayectorias socializantes de un universo específico de hombres adultos participantes del Programa “Grupo de reflexión para varones que ejercen violencia hacia sus parejas” dependiente de la Dirección de la Mujer del Partido de General Pueyrredón en el año 2017-2018, Mar del Plata, Argentina.

Introducción

La investigación en que se basa este artículo fue desarrollada entre 2017-2018 en el marco del posgrado de Violencia Familiar de la Facultad de Ciencias de la Salud y Trabajo Social de la Universidad Nacional de Mar del Plata. Las entrevistas de dicha investigación fueron realizadas exclusivamente con hombres que asisten al grupo de “varones que han ejercido violencia hacia sus parejas” de la Dirección de Políticas de Género de la ciudad de Mar del Plata. La elección del instrumento de registro (entrevista en profundidad) no tuvo por objetivo único relevar la dimensión violencia de género, sino que intentó indagar en la trayectoria socializante del varón desde su niñez hasta la actualidad, destacando algunas variables ligadas a la construcción de su propia masculinidad.

La decisión metodológica de dividir las entrevistas1 con cada varón en dos encuentros permitió desarrollar con mayor amplitud la historia y la trayectoria de cada uno de ellos. En el primer encuentro las experiencias de la niñez y la adolescencia son el núcleo de los relatos, lo cual configura una fuente de información muy valiosa acerca de la trayectoria socializante de estos varones, no sólo por los sucesos que los entrevistados relatan sino también por la interpretación que ellos hacen de los mismos.

Uno de los momentos centrales de este proceso es la preadolescencia, donde el varón debe abandonar una infancia más indiferenciada y romper con toda ligazón al mundo femenino materno, para convertirse en hombre. Es por ello que muchos de los entrevistados relatan transformaciones radicales, cortes abruptos de la infancia a la adolescencia, donde la preponderancia de la agresividad y los valores viriles ocupan un lugar primordial.  

Como estrategia metodológica se abordaron los tópicos de la violencia en la adultez en el segundo encuentro con cada varón. En los discursos de los hombres entrevistados se observan múltiples modos en que estos hombres ejercen o ejercieron violencia hacia sus parejas, en diversas situaciones de su relato esta violencia es minimizada, pero también se hallan testimonios muy descarnados de la violencia física, verbal, emocional o económica de la que fueron ejecutores. Si bien es constante en las entrevistas el uso de atenuantes para disminuir su propia responsabilidad, es preciso también señalar que el grado de explicitación y apertura sobre los tipos de violencia mencionado ha sido amplio en la mayoría de los varones entrevistados.

Aportes y reflexiones emergentes

El carácter exploratorio y acotado de la indagación no permite realizar generalizaciones acerca de la construcción de masculinidad. Sin embargo, el relato denso de los entrevistados permitió robustecer la caracterización de la población estudiada y construir un corpus de información combinado con los datos estadísticos construidos por el propio Programa a través de los años.

Uno de los emergentes del análisis de los datos obtenidos son aquellas variables acerca de la vulnerabilidad social del grupo focalmente estudiado. Dichas variables, tanto en el registro cuantitativo como cualitativo, remiten a niveles elevados de vulnerabilidad, expresadas en categorías de medición socioeconómicas como en las emergentes de variables subjetivas.

Estas dimensiones analizadas en el desarrollo del trabajo, no establecen relaciones de carácter causal con la violencia de género, tampoco son utilizadas como un atenuante de la responsabilidad de los agresores. Sin embargo, configuran un conjunto de variables contextuales que están presentes en el análisis profundo del fenómeno.

La vulnerabilidad social es un agravante de la violencia interpersonal, el contexto de descomposición social y la apropiación desigual del capital es un elemento que interviene en la construcción de la subjetividad masculina.

Masculinidad hegemónica y masculinidad marginada

La relación entre la descripción densa de las entrevistas y los datos estadísticos que proporcionó el programa sobre el universo de varones con el cual interviene2 permitió desarrollar una descripción sobre la construcción de masculinidad en  los varones3 que asisten o asistieron al dispositivo de la Dirección de Políticas de Género.

Al señalar la existencia de una masculinidad hegemónica (Conell: 1995) se explicita una categorización de poder simbólica y material que permite analizar los procesos de jerarquización, de normalización y de marginación de las masculinidades.  La hegemonía no sólo implica la existencia de categorías de hombres que imponen su dominación a las mujeres, sino también el ejercicio de su poder hacia otras categorías de hombres subordinados.

La hegemonía, la subordinación y la complicidad son relaciones internas al orden de género. La intersección del género con otras estructuras (Viveros: 2017) tales como la clase la etnia y la raza, crea relaciones más amplias entre las masculinidades. Los varones no se benefician de modo homogéneo de los dividendos masculinos generados por un orden de género androcéntrico “hay niveles de beneficio muy diferentes y ciertos grupos de hombres pagan en realidad un precio muy caro (en pobreza, en violencia, en depresión) por el mantenimiento del orden de género en vigor” (R. Connell :1995)  

La violencia masculina como fenómeno no puede ser interpretada de modo uniforme para todos los varones, si bien es parte del proceso constitutivo de la masculinidad viril, se procesa de modo diferente. Los procesos de naturalización de la violencia están fuertemente imbuidos por el entorno y la topografía social, a su vez las masculinidades marginadas sufren una creciente pérdida de capitales sociales y culturales que tienden a reducir sus recursos simbólicos para el afrontamiento de conflictos interpersonales.

Las prácticas socializantes aprendidas y desarrolladas en la edad adulta se configuran organizadas en términos de la masculinidad hegemónica, pero siempre vinculado al lugar que ocupan estos varones en las relaciones de ese sistema hegemónico. Los varones entrevistados se encuentran en una posición de escasa acumulación global de capitales lo cual es determinante de sus prácticas estructurantes. La masculinidad marginada configura modos de socialización específica que guarda siempre una relación con la masculinidad hegemónica, pero se constituye en un habitus (Bourdieu: 2010) diferenciado.  En nuestra región el hombre campesino indígena así como el de las masas urbanas de trabajadores precarizados “se ven emasculados como efecto de su subordinación a la regla del blanco, el primero, y del patrón el segundo” (R. Segato 2018;17). Según la autora, ambos se redimen de esta vulneración de su condición social incompatible con las exigencias de la masculinidad hegemónica mediante la violencia. De allí que la construcción de masculinidad de estos varones requiera, tanto en su constitución como en su reproducción, del sostenimiento permanente de prácticas viriles cargadas de violencia.

Trayectorias socializantes de los varones indagados

El sistema de la masculinidad hegemónica influye de modo constante en las prácticas socializantes de todos los varones. Durante el trabajo se utiliza el término masculinidad marginada para caracterizar dicha relación e interpretar adecuadamente como los fenómenos de desigualdad material y simbólica influyen en la construcción de masculinidad de los varones indagados. Son indicadores significativos en la infancia: el abandono real de ambas figuras parentales en edades muy tempranas, el desapego afectivo, las diversas formas de maltrato por negligencia, la situación de calle y el trabajo infantil.

Los elevados niveles de desagregación social que caracterizan a los varones que fueron entrevistados, así como también los que mayoritariamente recibe el programa, revelan un marco de vulnerabilidad agravado en muchas ocasiones por el consumo de alcohol y drogas, que se halla naturalizado junto a otras conductas autolesivas, siendo estas prácticas constitutivas de la socialización masculina adulta. Las conductas aprendidas a partir de la llamada “pedagogía de la virilidad” configuran prácticas de riesgo que no sólo impactan en la salud de estos varones sino también en la de su núcleo familiar.

Las parejas mujeres de estos varones sufren las mismas condiciones de vulnerabilidad social que ellos, más el padecimiento de la violencia de género y sus gravosas consecuencias. Los varones entrevistados carecen de redes sociales y evidencian serias dificultades para construir vínculos afectivos positivos que dispongan un marco de contención, así como también son reactivos a la búsqueda de espacios terapéuticos. Las severas carencias de acompañamiento comunitario para estos varones adultos profundizan la dependencia emocional (y pragmática) hacia sus parejas siendo este un indicador de riesgo potencial para la mujer.   

Acerca de la intervención

La relación existente entre las trayectorias socializantes de los varones y la violencia de género, requiere también reflexionar acerca de cómo intervenir sobre la construcción de la masculinidad, teniendo como diagnóstico  la primacía absoluta de los varones como agresores y la tendencia a generar política pública en torno a la intervención hacia la situación de la mujer (con mayor o menor grado de eficacia). Estas dos variables revelan que el varón es un potencial agresor cuya única instancia de intervención -en el caso que esto suceda- se da en el fuero de la esfera judicial sólo una vez consumada la agresión hacia la mujer. Previamente a esta instancia punitiva, el Estado en su conjunto no interviene debidamente en las prácticas de la masculinidad, de allí que la violencia sea naturalizada acríticamente como inherente a la conformación de la identidad masculina.

Es posible afirmar que los actuales cambios culturales producen modificaciones en el imaginario de los modelos de género, así como el creciente nivel de organización del movimiento de mujeres introduce un cambio de gran envergadura en la agenda de las demandas sociales. Sin embargo, los procesos de transformación cultural que tienden a desarrollar formas de vinculación más igualitaria, en una sociedad con altos niveles de segmentación, son proclives a manifestarse de forma contradictoria o dispar. Para los varones bajo estudio, la asimilación de un discurso de igualdad de género colisiona con trayectorias socializantes y prácticas reproductivas concretas. Estas trayectorias y prácticas cotidianas no sólo no impugnan la violencia, sino que la transforman en la herramienta privilegiada para alcanzar determinadas metas. El vínculo de estos varones con pequeñas actividades delictivas, el pasaje por la institución carcelaria y otros ámbitos hostiles en los cuales la violencia es la única forma de interacción masculina habilitada, configuran prácticas estructurantes que sólo pueden ser transformadas con intervenciones de carácter integral y sostenidas en el tiempo, que puedan modificar significativamente la cotidianeidad de estos hombres.  

Los dispositivos y programas de atención a varones que han ejercido violencia de género, expresan un verdadero paso adelante en el abordaje del fenómeno. La relación que se establece entre la significación subjetiva de la ley y la responsabilización frente al daño causado, así como el abordaje terapéutico tanto para la mujer que ha padecido violencia como para el varón agresor, representan un avance frente al punitivismo o la ausencia de intervención que niega o minimiza la violencia de género. La necesidad de incrementar estos espacios es elocuente debido a la intensa demanda, a la vez es preciso desde la esfera de la política pública estatal comenzar a diagramar programas que den cuenta de la magnitud del fenómeno. Es necesario habilitar dispositivos, con presupuestos acordes para usuarias/os y trabajadoras/es, que permitan desarrollar intervenciones más amplias contemplando acompañamientos integrales que potencien los dispositivos terapéuticos existentes.

  1. Durante la indagación se realizaron 19 entrevistas en profundidad a 11 hombres, que, al momento de la entrevista, se encontraban asistiendo al grupo de reflexión para varones de la Dirección de Políticas de Género del Partido de Gral. Pueyrredón.
  2. En la investigación se consignan datos estadísticos de los varones que asisten o han asistido al grupo de reflexión así como los datos del RUC (registro único de casos) de la Dirección de Políticas de Género que cuenta con una base de datos de alrededor de 400 varones ingresados al sistema
  3. El alcance y los hallazgos provisorios de la investigación se deben analizar exclusivamente en el marco del universo de varones relevado.

Bibliografía

Bourdieu P. (2010) La dominación masculina y otros ensayos. Ed Anagrama. Buenos Aires.  

Connell, R. (1995) “La organización social de la masculinidad”.
Disponible en: http://fhu.unse.edu.ar/carreras/micro_indes/Connell_la_organizaci_n_social_de _la_masculinidad.pdf

Segato R. (2018). Contra-pedagogías de la crueldad. Ed Prometeo, Bs As.

Viveros M. (2017) Intersecciones de género, clase, etnia y raza. En Íconos Revista de Ciencias Sociales. Num. 57, Quito, enero 2017, pp. 117-121 .Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales-Sede Académica de Ecuador.

Contacto: lucasserra1@yahoo.com.ar