← Boletín 3 - Noviembre 2018

IntercambiEIS
Boletín digital de Educación Integral en Sexualidad para América Latina y el Caribe

Voces que transforman (1)

Entrevista a Beatriz Castellanos Simons (Cuba), Especialista Internacional en Educación Integral de la Sexualidad y ex funcionaria del UNFPA, acerca del significado de la EIS, las evidencias que la sustentan, las características que la misma presenta en los países, y los desafíos que enfrenta actualmente en  la Región.

¿Cómo define usted la Educación Integral de la Sexualidad?

A mi entender, la EIS es un enfoque científico acerca de esta esfera de la educación, que se sustenta en una visión holística y humanista de la sexualidad, concebida como parte indisoluble de ser y el devenir de las personas de todas las edades, integrando diversas potencialidades y funciones vinculadas con las identidades y roles de género, la orientación sexual, el erotismo y el placer, la comunicación, las relaciones y los vínculos afectivos y sociales entre las personas, el sexo y la reproducción, entre otras. Al mismo tiempo, este enfoque tiene sus pilares pedagógicos en una perspectiva renovada acerca de la educación como proceso inclusivo, equitativo y de calidad, que representa un factor clave para lograr el desarrollo sostenible, centrado en el mejoramiento de la calidad de vida del ser humano y en el respeto a su dignidad, libertades y derechos.

A partir de estas premisas, podemos definir la EIS como un proceso intencional, gradual y sistemático de enseñanza y aprendizaje sobre todas las esferas de la sexualidad humana, que se basa en currículos de calidad, impartidos por educadores sensibilizados y capacitados. Su propósito es empoderar a niñas, niños, adolescentes y jóvenes para vivir, sentir y expresar su sexualidad de forma saludable, responsable y enriquecedora. Desde esta mirada, considero que el corazón de la EIS está en el concepto de ciudadanía, ligado intrínsecamente al ejercicio efectivo de los derechos humanos y de los derechos sexuales y reproductivos.  

Por otra parte, es oportuno observar que, durante las últimas décadas, el enfoque de la EIS ha ido madurando y refinándose continuamente, como resultado de la construcción colectiva y los aportes de especialistas, instituciones y agencias de la cooperación para el desarrollo. Por ello, me gusta pensar que, en la actualidad, la EIS se ha constituido en un paradigma, en la acepción que Thomas Kuhn infundió a este término, como un compromiso compartido por una comunidad de personas expertas, cimentado en determinados supuestos teóricos, metodológicos, filosóficos, ideológicos, axiológicos y pedagógicos, desde los cuales se aborda la solución de la problemática que nos ocupa: ¿cómo contribuir al pleno desarrollo de la sexualidad de las nuevas generaciones, legitimando su protagonismo como titulares de derechos y sujetos activos de su propia existencia y de su educación? 

¿Cuáles son las principales evidencias que sostienen la utilidad de desarrollar la EIS en los países?

Hoy en día contamos con un amplio cuerpo de evidencia científica sobre los resultados e impactos de la EIS en la salud, el bienestar y la calidad de vida de niños, niñas, adolescentes y jóvenes. Numerosos estudios realizados en países desarrollados y en desarrollo, con diferentes grupos poblacionales, y en distintos entornos educativos, como escuelas, clínicas y comunidades, demuestran que, a pesar de los argumentos esgrimidos por los sectores conservadores que se oponen a la EIS, la misma no promueve el inicio temprano de la actividad sexual, la promiscuidad, el incremento de las relaciones sexuales, los comportamientos de riesgo, los embarazos y abortos en adolescentes y jóvenes y el aumento en las tasas ITS y VIH, entre otros.

Al comparar los resultados de los programas de EIS con los de “educación sexual basada en la abstinencia” - que han sido ampliamente apoyados por los sectores conservadores -, la evidencia compilada permite concluir que estos últimos no son efectivos en retrasar la edad de la iniciación sexual, no reducen la frecuencia de relaciones sexuales sin protección, como tampoco el número de parejas sexuales y el riesgo de contraer ITS/VIH.

La EIS, por el contrario, representa una oportunidad para las nuevas generaciones de prepararse para ejercer sus derechos sexuales y reproductivos, y alcanzar los más altos niveles de bienestar. Los buenos programas de EIS tienen efectos positivos en la salud, el comportamiento sexual y reproductivo y el desarrollo personal de niños, niñas, adolescentes y jóvenes; contribuyen a retrasar la edad de la primera relación sexual, a reducir la frecuencia de la actividad sexual y el número de parejas sexuales, a aumentar el uso del condón y los anticonceptivos, así como a disminuir determinados comportamientos sexuales de riesgo. Además de mejorar el conocimiento, la percepción del riesgo, los valores y actitudes, las intenciones y la autoeficacia, fortalecen la comunicación con padres y madres, otras personas adultas y la pareja sobre temas relativos a la sexualidad.

También es interesante destacar que diferentes estudios ofrecen evidencias relevantes acerca de la importancia de invertir en programas de EIS. Estos constituyen una intervención costo-efectiva considerando su relativamente bajo costo, y sus implicaciones económicas para las instituciones nacionales, por cuanto contribuyen a reducir las tasas de embarazos, abortos y maternidad en la adolescencia, la incidencia de ITS/VIH/sida, la violencia sexual y de género, la deserción escolar, entre otros aspectos, y por consiguiente, el gasto público para atender estas problemáticas. 

Usted que ha venido trabajando en EIS desde hace muchos años en la Región y conoce las distintas realidades: ¿Qué características de la EIS puede destacar en la mayor parte de los países de la Región?

Yo creo que la historia de la EIS en los países de nuestra América, desde el Río Bravo hasta la Patagonia, está marcada, por una parte, por importantes aportes a la comprensión de este campo educativo, en particular a la luz del ideario pedagógico de avanzada propio de la región, que ha tenido su más alta expresión en las concepciones de Paulo Freire y otros ilustres pensadores que nos enseñaron a entender la “educación como práctica de la libertad” 

En este contexto, emergieron muy tempranamente iniciativas innovadoras que trascendieron los enfoques biologicistas y de prevención de riesgos, impulsando procesos formativos integrales, basados en la ciencia y en un marco de derechos humanos, igualdad de género y respeto de la diversidad en todas sus formas de expresión. Por ejemplo, cuando en 2008 salió a la luz la Declaración Ministerial “Prevenir con Educación”, el concepto de EIS propuesto reflejaba la madurez alcanzada por nuestros países en la construcción teórica, con énfasis en “una amplia perspectiva basada en los derechos humanos y en el respeto a los valores de una sociedad plural y democrática”, “para promover entre los jóvenes la toma de decisiones responsables e informadas con relación al inicio de sus relaciones sexuales.”

Casi todos los países de América Latina cuentan con políticas, normativas, planes y/o programas que sustentan la EIS e incorporan en mayor o menor medida estos enfoques, aunque en muchos casos han quedado a nivel formal y discursivo, ya que son extremadamente vulnerables a las presiones políticas, a los cambios administrativos y de gobierno y a la incidencia del pensamiento conservador que se ha ido abriendo camino en la región. 

Así, el desarrollo de la EIS ha estado sujeto a múltiples vaivenes. Hemos vivido momentos críticos, que parecen repetirse a lo largo de los años, en los cuales las iniciativas en EIS han sido impugnadas y obstaculizadas por la intervención de los sectores conservadores que operan a nivel de la sociedad civil y también de los gobiernos. Los mismos están organizados tanto a nivel global como regional y local, responden a propósitos claramente concertados -luchar contra los derechos sexuales y reproductivos o “falsos derechos”, la “ideología de género”, las amenazas a la “familia natural”, entre otros -, disponen de fuentes de financiamiento para costear sus campañas, y han sido capaces de implementar estrategias exitosas de incidencia para hacer retroceder las políticas y programas de EIS. 

¿Cuáles son para usted los principales desafíos de la EIS en la Región? 

La región ha tenido, ciertamente, avances que es necesario reconocer y capitalizar. Por ello, entiendo que el mayor desafío que tenemos, es aprender - o “reaprender”- a defender los espacios ganados para seguir hacia adelante, a partir de la comprensión de las complejidades de los entornos sociopolíticos y culturales desde una perspectiva más amplia, con la mira en el fortalecimiento del Estado de Derecho, la democracia y las políticas públicas. Resulta por tanto inaplazable, renovar nuestras estrategias de abogacía, incidencia y comunicación, así como repensar las alianzas con diversos actores y sectores comprometidos con la agenda de los derechos humanos, los derechos sexuales y reproductivos y la EIS.

 Conjuntamente, es fundamental afrontar los retos de orden técnico-pedagógico, relativos a construir y consolidar las capacidades nacionales y locales para el diseño, implementación, monitoreo y evaluación de las políticas, programas y currículos de EIS, impulsando su ampliación a escala para “no dejar a nadie atrás”, de modo que todas las niñas, niños, adolescentes y jóvenes escolarizados, y aquellos que están fuera de los sistemas educativos formales, tengan acceso a una EIS de calidad.